Conseguir las fotos de uno mismo sin poder controlar directamente la cámara es tedioso. Enfocar, colocar, preparar el temporizador, disparar, volver a repetir, etc, hasta conseguir varias fotos decentes y a gusto con lo que se busca.
Pero lo cierto y a pesar de los inconvenientes, resulta un ejercicio placentero, que te obliga a ser el centro de atención de tu propia camara y obra, que te obliga a reflexionar sobre lo que eres o crees ser, de enfrentarte a esa realidad o de crear otra distinta, en este caso artística y que se ajuste mas a tus gustos como artista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario